"No hay poronga que te venga bien" y "cometela doblada", dos frases profundas

Frases tan típicas como esas se escuchan en el balbuceo de los jóvenes casi a diario, pero ¿qué significan realmente? ¿de dónde vienen? ¿siempre pertenecieron a la lista negra del vocabulario de los argentinos? Varios son los interrogantes. Aquí las respuestas a cargo de Roberto Ímen.

En su columna de los martes el poeta contemporáneo de "Te Quiero Como Amigo", Roberto Ímen, reveló claves para desmitificar las características psicosociales negativas tejidas en torno a ambas frases.

A continuación se reproduce fragmentos del discurso de Roberto Ímen, de su propio puño y tecla:

"No hay poronga que te venga bien" es una frase arraigada en la cultura correntina y argentina también. Muchos piensan que es un vocabulario "zafado", que agrede, penetrante y capaz de derribar a la otra persona de tanto asco.

En la primera oración lo que predomina es la palabra "poronga". A esta la vamos a dividir en dos: poro y onga. Etimológicamente en la cultura griega, onga es el dios de la meditación... Onga. Cuando uno está meditando se dice que está haciendo "hongo", esa palabra deviene del nombre de la ya mentada deidad griega.

Poro es normal, poro. después se le agregó al onga y quedó agresivo: "qué poronga que tenés". pero lo que no se sabe en realidad nos estamos burlando del Dios griego de la meditación.

Sócrates y Aristóteles se dedicaron a estudiar esta voz. Si vamos a la mitología nórdica, Onga era quien se enfrentaba en la batalla de los cielos a Tor, el dios del martillo.

Sócrates empieza a analizar y se muestra indignado. "No puede ser que se le tome el pelo al Dios de la meditación", pensaba. Entonces "no hay poronga que te venga bien" se empezó a escuchar en aquélla época, solo que entonces se decía "no hay onga que...". A la postre, cuando llega a latinoamerica se le agrega el prefijo "poro".

Etimológicamente "poro" significa "por", es decir "por-onga" o lo que es lo mismo "por Dios". Entonces ¿que pasa?, la palabra actual quiere decir "no hay Dios que te ayude" o "no hay Dios que te venga bien".

Así, hoy en día es dable observar cómo bien puede utilizarse la palabra dominante "poronga" en la cotidianidad de nuestras relaciones. Según lo expuesto, "Poronguear", sería como rezar. "Qué tipo poronga" se emplaría para adular las buenas actitudes de una persona, o directamente "Maradona es un poronga", para endiosar a los ídolos como el astro del fútbol que supo brillar allá por los años ´80.


Cometela doblada
La segunda frase que vamos a analizar, es "cometela doblada". El significado de la frase, pese a ser muy usada para agredir o realizar chascarrillos no es tan guaranga como parece.

Etimológicamente las palabras "cometela" y "doblada", suenan así: "cometela" y "doblada". Es que ambas palabras no tienen significado individualmente, sino en el conjunto, en lo semántico.

Esto viene de la época de los griegos. Ya en esa época Aristóteles y Platón decian ¿por qué cometela doblada?.

Resulta que en la antigüedad las mujeres cuando se casaban debían asumir compromisos muy estrictos para mantener en paz el matrimonio. A tal punto que debían subsumirse y someterse a la arbitrariedad de su esposo. Sólo debía obedecerle y mantener la casa ordenada y limpia.

Y había quienes cumplían ese rol en forma espectacular. Pero también las había quienes no. Y no me refiero a aquellas que incurrian en la infidelidad, sino a una buena conducta. No importa si anduvo con hombres o no, puede haber andado vagando con amigas. En definitiva, se portó mal.

En esa época ¿qué hacía el hombre?. La mandaba sola a una habitación sin muebles ni luz y encorvada la hacía comer. Entonces, cuando entraba la mujer, el hombre le reprochaba "ahora por viva la comés doblada" y la mandaba a la habitación.

En definitiva, no era más que eso, se la mandaba a una habitación oscura y encorvada la tenía que comer (a la cena).