sábado, 19 de diciembre de 2009

Esos condenados vicios


¿Qué son los vicios?
¿Para qué sirven?
¿Se generan o vienen con nosotros?
¿Por qué los tenemos?
¿Está bueno tenerlos?
¿Se puede vivir sin ellos?
¿Son el mal de nuestros días?
¿Pueden llevarnos a la perdición total?
Hoy y aquí, todos estos interrogantes…
no serán develados, pero sí vamos a pensar juntos para lograr compartir un momento de reflexión y examen interno.

El vicio... un mal que avanza destruyendo la vida de miles de personas.
El vicio... una calamidad que devasta al hombre y su entorno.
El vicio... una lacra que carcome las entrañas de la humanidad, socavando todos sus valores y llevándola a lo más bajo, a los más execrable y repugnante de la degradación.

Digresión: en todo lugar hay algún vicioso, esto es habitual, pero que les quede claro que no es cuestión de señalarlo, eso no es lo importante. Lo importante es que seguramente hay un vicioso entre nosotros y es muy bueno que sepamos como identificarlo.
¿Qué vicio tendrá esta persona? ¿Acaso el juego? ¿El alcohol? ¿Las drogas? ¿Las carreras? ¿Las mujeres? ¿Comer maníes? ¿El radicalismo furioso? ¿Todos estos vicios juntos?

La raíz del vicio
Vayamos a la raíz psíquica del vicio humano (porque sabrán que los animales y otras especies también los tienen, como los Pokermon)
¿Qué es un vicio? Es algo que nos gusta hacer y aunque sepamos que es dañino no podemos dejar de hacerlo, es adictivo. Un canalla que queremos apartar, pero nos es imposible. Ejemplos:
La Argentina puede ser un vicio… hace daño pero seguimos viviendo acá.
El cigarrillo, el vicio americano más famoso.
Este blog, otro vicio. La tele y el microondas, otros.

Análisis estructural y fenomenológico del vicio
El vicio nos atrapa, es como un monstruo hediondo, sanguinolento y amorfo que se apodera de nosotros. Y en esa amorfedad es que uno no sabe por dónde agarrarlo y por lo tanto no puede zafar. Y sigue, y sigue, y cada vez más, y más vicioso, y quiere más, y más... el vicio no nos deja escapatoria, nos ata, nos esclaviza... y como nos gusta muchísimo, el turro nos convida a cada rato. Acuñen este axioma contundente que los va a ayudar:
“El vicio –al igual que el juego, el faso y el alcohol- nos arruina la vida.”

Vicios más comunes en el ser humano occidental
Aclaración, digo “occidental” porque para un japonés jugar al senku es un vicio y acá no… y para un chino jugar a los palitos chinos es otro vicio, y acá no. Y al revés, allá se toman un sake y está todo bien, y acá vas a parar a la granja de Piero.
-El cigarrillo
O más exacto, el vicio de fumar. Se ha demostrado que existen sustancias en el cigarrillo que provocan la adicción, pero: ¿Podemos echarle la culpa a esa sustancia? ¡No! ¿La sustancia camina? ¡No! ¿La sustancia habla? ¡No!
¡La sustancia es inerte, apática, anodina!
Entonces, como la sustancia no es la culpable: ¡No ha lugar, señor juez!
El cigarrillo queda sobreseído, el único inculpado es el fumador.
-El juego
O más exacto, el vicio de jugar. Cuando hablo de jugar no estoy hablando de la bolita, ni de la perinola, ni del Ludomatic. Hablo de juegos peligrosos: la rula, los burros, el black-jack, los dados, el poker, las máquinas tragamonedas, el tetris... todo ese vicio desenfrenado que habita en un casino.
Pero digo, ¿Las cartas están vivas? ¿El rey de tréboles es un bardo? ¿La reina de picas le dice: “Fiera, ¿vamos a por una escalera real”? ¡No, queridos! Terminemos con esa farsa que el juego tiene la culpa y es el que lo llevó a Pedro por el mal camino.
-El alcohol
O más exacto, el vicio de tomar. Este es realmente serio. Destruye hogares, destruye familias, destruye barrios, destruye ciudades, destruye países enteros. ¿Por qué se aniquiló la Atlántida? ¡Por el chupi! Se cree que estaba en Sudamérica, cerca de Villa Crespo, pero como eran bohemios muy borrachos hoy ya ni existen... esto lo cuenta Platón en un viejo número de El Gráfico.
¿Qué pasa con el alcohol? Uno se toma una copita y se siente bien.
Se toma dos copitas y se siente mejor. Se toma cinco, y está relajadito.
Se toma siete y se ríe de todo. Se toma doce copitas y se asegura un traslado gratis en ambulancia a un centro de unidad coronaria.
Como el alcohol es vasodilatador, el que chupa a veces se dilata tanto que no lo pueden sacar de la casa. De ahí que habitualmente se use el slogan:
"No salga si va a tomar, emborráchese en su hogar".
Para culminar les cuento que hay un caso especial, un vicio que por su propia naturaleza se cura solo, la práctica constante hace que uno lo deje… se trata de la ruleta rusa, vicio que desaparece cuando el jugador pierde.

Como dijo Confucio mientras pitaba un rubio en la puerta de su hostel en el barrio chino de San Telmo: "Los vicios vienen como pasajeros, nos visitan como huéspedes y se quedan como amos".

weblogs.clarin.com

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