domingo, 6 de diciembre de 2009
Ericolumna: La maldicion del inodoro
Desde que Walter Closet inventara el inodoro en 1769, millones de hombres han sido rezongados por sus mujeres (llamese esposa, amante o dolor de cabeza) a lo largo y a lo ancho del planeta por salpicar con el pis afuera de la taza. Nnada mas injusto que esto. Después de todo, si de algo se puede acusar a los hombres, es de utilizar para hacer pipi un adminiculo que no ha sido diseñado para ello.
Además, la proximidad del baño a las otras habitaciones (circunstancia derivada de la pequeñez de las viviendas modernas), coloca muchas veces al hombre ante la disyuntiva de permitir que todos los presentes en la casa escuchen desde atrás de la puerta el sonido cantarino de su pipi zambulendose en el ojo del agua del inodoro, o hacerlo rebotar mindamente en la porcelana, aumentando asi el radio de alcance de las salpicaduras. Es por este motivo (y por otro que no voy a detallar ahora) que es conveniente que en cada baño haya siempre una radio portatil a disposición del eventual usuario. En el descargo de la mitad más importante y más inteligente de la especie humana, debemos decir que la matriarcal industria sanitari ecuménica no le ha dejado a los hombres otra opción que salpicar o hacer pipi sentados, por lo menos en lo que a casa de familia se refiere. Por otro lado, desde que todos los pantalones se fabrican con el invento del incontinente Jean Breguette incluido, hacer pichí de parado se ha convertido en una tentación irresistible, por lo que sugerir siquiera que debamos hacer pipi sentdos es algo lindante con el sadismo.
Pero analizemos en detalle lo sustancial del problema. Si uno se detiene a observar como esta construido el mundo, se percatara de que los baños públicos están divididos por género y están diseñados para satisfacer las necesidades derivadas de las particularidades del sexo de sus usuarios. Es asi que en los baños destinados a las damas hay (por orden de importancia): grades espejos para maquillarse adecuadamente, bidets para higienizarse las partes pudendas, e inodoros para hacer pipí y popó. En los baños de caballeros, en cambio, hay inodoros para hacer popó y…¡migitorios para hacer pipí! El inteligente oyente seguramente ya se ha percatado de cual es el origen del ecuménico problema de las salpicaduras fuera de la ttaza del inodoro, pero iguallo mencionaremos específicamente para que lo entiendan nuestras oyentes: ¡los baños hogareños son baños para mujeres! Si las mujeres quieren que no lapiquemos el piso con muestro pis: ¡que nos pongan migitorios en los baños!
Mientras asi no sea: ¡a callar y a seguir pasando el trapo con lavandina!
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